Recuerdo bien cuando una semana antes del 31 de octubre, le comunicaba con entusiasmo a mi vecino Saúl que pronto sería el “Día de las Brujas”. Esto implicaba disfrazarse de alguna especie de monstruo lo más aterrador posible, para salir a las calles a pedir dulces y dinero. Por supuesto no tenía la más peregrina idea del trasfondo o el origen de este ritual que para mí era lo máximo pues implicaba lucir las habilidades para construir algo para impactar a los demás y a la vez habría recompensas materializadas en dulces y alguna que otra moneda de cien pesos, esas amarillas con Venustiano Carranza en el anverso.
Años más tarde me dijeron que el Halloween era una tradición gringa y que no debería celebrase en México, porque teníamos que defender lo nuestro. Lo curioso es que quien me dijo esto también me mencionó que el pan de muerto se hacía ya en Mesoamérica desde hace tres mil años y que era otra tradición 100 por ciento mexicana. No me sorprendió que el pan se hiciera aquí desde mucho tiempo atrás, lo que me sorprendió fue la capacidad de importar trigo de Eurasia de los antiguos pobladores americanos en esos tiempos; pero bueno, la cosa es que le creí y por un tiempo estuve renuente a siquiera mencionar la palabra Halloween siendo que en mi infancia había sido uno de los días más felices del año.
Otros años después, escuché que Halloween era una fiesta satánica porque involucraba brujería y cultos diabólicos, por eso de disfrazarse de fantasma o criatura de ultratumba, lo cual en un inicio me pareció lógico pero esta vez no creí tanto. Pasó el tiempo y para el día de hoy tengo una idea mas clara de lo que simboliza esta celebración que para sorpresa mía hace varios años, confirmé que ni es gringa, ni es satánica y que su esencia es puramente cristiana y sus orígenes se dan en el pueblo celta más o menos entre lo que hoy conocemos como Francia y Alemania.
Hay un proceso evolutivo de las fiestas que se celebran en estas fechas (finales de octubre y principios de noviembre), pero, en resumen, tiene que ver con los ciclos agrícolas, es cuando se levantan las últimas cosechas que generalmente son las de cebada, por ser esta planta la que más aguanta el clima frío. Tenemos claro que en el otoño, las hojas caen, las plantas se marchitan, pierden sus flores, en general, la naturaleza “muere” aparentemente, pero en realidad solo se está transformando. Es entonces cuando se cree que la línea entre la vida y la muerte es más delgada y que los muertos pueden cruzar al plano existencial de los vivos.
En el siglo VIII, el cristianismo instituyó el día de Todos Santos el 1 de noviembre y todos santos en ingles se dice: “all hallow”. ¿Te suena a lago? Finamente, en el año 998, se instauró el 2 de noviembre como el Día de los Fieles Difuntos. Los pueblos antiguos se preparaban para celebrar el Día de Todos Santos desde la noche anterior y ¿cómo es que se le llama a una noche anterior de algo?, pues víspera que en inglés se dice eve, así que a la noche de preparación para celebrar el Día de Todos los Santos se le llamó, pues sí, en efecto, víspera de todos santos en inglés all hallow eve, pronunciado como al jalo vi cuando llegaron los europeos a América específicamente a lo que hoy es Nueva York, se trajeron consigo esta tradición, la cual en América adoptó el nombre abreviado y adaptado al inglés americano, quedando como Halloween, pronunciado jalogüin.
¿Por qué los disfraces de monstruos? Repasando este texto, podemos ver que el origen de la festividad es agrícola y tiene que ver con que la naturaleza está muriendo para luego resurgir. Es cuando la línea entre la vida y la muerte es más delgada, pues los celtas creían que como era tan delgada esa línea, podían atravesar el umbral, seres o plagas o cosas malignas que podían afectar a sus cosechas, por lo que optaban por disfrazarse de criaturas para ahuyentar a toda cosa desconocida que pudiera perjudicar sus campos de cultivo.
Puede ser que alguien crea que eran crédulos y tontos al pensar eso, pero pues hoy en pleno siglo XXI se siguen utilizando espantapájaros en los campos para ahuyentar fauna nociva que perjudique los campos, entonces pues no, no eran tontos ni crédulos. Esta tradición dejó de usarse en América por ser más una celebración cristiana, pero alguien en el siglo XX, decidió que si se retomaba esta práctica podía ser una buena forma de obtener ganancias en este mundo en donde todo se vende y todo se compra y empezaron a promover que la gente se disfrazara para esta fecha.
Lo que hoy vemos, principalmente en Estados Unidos, es la marketización (creo que no existe esa palabra) de una fiesta pagana antiquísima y después cristiana, combinada con personajes de Hollywood. Hoy nos hemos sacado la puntada de decirle al acto de que los niños salgan a pedir dulces, “calaverita”, esto para hacer sentir esta costumbre como “nuestra”, pero el darle ese mote, es tan válido o inválido como el incorporar personajes hollywoodenses al ritual. Estamos tomando una tradición extranjera y agregando elementos propios, pero finalmente eso es lo maravilloso de las tradiciones, que son una mezcla de culturas y costumbres. ¿Qué seria de nuestras cosas que decimos son tan mexicanas sin la influencia de otras culturas? ¿Qué sería de los charros tan mexicanos con su traje de Salamanca, España? O de nuestro jarabe tapatío con sus hermosos vestidos de chinas, producto de una fusión indígena-europea, o de nuestros altares de muertos con sus coloridos papeles picados, “de china” o de nuestro delicioso pan de muerto hecho con harina de trigo el cual no hubiera sido posible, si el trigo no hubiera llegado de Europa?
El ser humano no está hecho para vivir aislado, la cultura y la tradición se están construyendo a diario, no hemos dejado de incorporar cosas a lo nuestro ni de aportar cosas a lo extranjero.
En mi personal opinión, no deberíamos molestarnos con los niños que van a las casas a pedir dulces, porque ellos son niños y la mayoría no conoce el origen de la tradición y para ser sinceros no creo que les interese mucho conocerlo en este momento. Ellos tienen la ilusión de recibir algo esa noche y creo que es una ilusión genuina e infantil.
Para los que se oponen rotundamente a adoptar tradiciones extranjeras, les diría que todas las tradiciones como las celebramos hoy, tienen elementos de otras culturas. Salvo los judíos, en México no conozco a alguien que se oponga a celebrar las posadas y la Navidad y siento decir esto, pero la Navidad no se inventó en Oaxaca o en Michoacán.
Puedes estar o no de acuerdo en que se celebre Halloween en México, lo importante es que esa aprobación o rechazo, la hagas sabiendo por qué. Espero que este texto sirva para despertar el interés en conocer un poco más de las tradiciones y te pongas a googlear más al respecto.
Se nos ha dicho mucho que el Día de Muertos es una tradición 100 por ciento prehispánica, lo cual lamento decirte que es falso, falso al menos como lo celebramos hoy, porque sí que en Mesoamérica se veía a la muerte de una forma muy espacial y creo yo, más compleja de como la vemos ahora. El lugar a donde tu alma iba después de morir, no dependía de si habías sido bueno o malo en vida, dependía de la forma en la que habías muerto sin importar lo que hicieras cuando estabas vivo, pero esa, es otra historia.




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