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Albero Taurino

Carlos Alberto Vega Pérez · Albero

De cómo Pancho Villa era aficionado a la tauromaquia y quedó registrado en el diario “El Padre Padilla”

Fue en Chihuahua donde se respondió con mayor fuerza a la convocatoria del Plan de San Luis, proclamado por Francisco Ignacio Madero en noviembre de 1910. Desde 1880, hasta ese año, se escenificaron en dicho estado conflictos de carácter electoral, y en cada caso hubo periodistas que se encargaron de reseñar el fraude o violación a las leyes que el mismo gobierno había dictado.

El 18 de agosto de 1904, Enrique Creel fue nombrado gobernador interino del estado en sustitución de Luis Terrazas, quien solicitó licencia ilimitada ante el Congreso del Estado. A partir de ese año se agudizaron los conflictos políticos por motivos electorales, y periódicos como “El Correo de Chihuahua” y “El Padre Padilla”, recogieron en sus páginas algunas expresiones de esta inconformidad, pero también actividades de esparcimiento y de la vida cotidiana de la población, como las corridas de toros, obras de teatro y presentaciones artísticas tanto en la capital, como en poblaciones vecinas.

Después del triunfo contra Porfirio Díaz, “El Padre Padilla” fue el periódico de Chihuahua donde se publicó con más detalle lo que sucedía en la capital del estado; la información que aparece en sus páginas, es una memoria diaria del acontecer revolucionario y de la vida cotidiana de la población en esos tiempos convulsos.

Durante el año 1911 se efectuaron varios festejos taurinos en ese estado, la mayoría de ellos a beneficio. La reseña periodística a que hace referencia el título, inicia con la publicación en primera plana en el periódico “El Padre Padilla” del 11 de junio de ese año: “VILLA EN CHIHUAHUA. A las 6 de la tarde de ayer, procedente de Santa Isabel, Chih., arribó a ésta ciudad Francisco Villa, coronel insurrecto. Villa fue vitoreado al descender del tren y en las calles que recorrió. Su viaje tiene por objeto terminar los arreglos de la corrida de beneficencia que hoy se efectuará, y tal vez asista a ella”.

En la página 3 del diario de ese mismo día, dice: “EL SEÑOR GOBERNADOR CONCURRIRÁ A LA CORRIDA DE HOY. En nuestra edición de antier anunciamos que hoy en la tarde se efectuaría una corrida de toros, a beneficio de los deudos de los soldados sacrificados en la guerra fratricida.
Ampliando la anterior información, agregamos que la fiesta ha sido organizada por los señores Francisco Villa, Pedro Muñóz, Benito Leal y Gelso Terrazas y que los productos que de la misma recauden, fuera de los gastos de papeleta, se destinarán en su totalidad a favorecer a las familias que hayan quedado en la orfandad a causa de la pasada campaña. Tomando esto en cuenta y para dar mayor realce al espectáculo concurrirán a él los señores Gobernador del Estado Don Abraham González y Secretario de Gobierno Don Braulio Hernández acompañados de algunas otras personas.
Se lidiarán cuatro toros de Rancho Viejo, por jóvenes de la simpática Colonia Española. Figurando como matadores los valientes José Costales, Fernando de la Muela, y Manuel Esperante. La corrida que se espera muy concurrida principiará a las 4:30 pm”.

En el ejemplar número 666 del “El Padre Padilla” fechado el 17 de junio de 1911 se lee la siguiente nota: “LA CORRIDA DE BENEFICENCIA. La novillada que Francisco Villa y otras personas organizaron a beneficio de las víctimas de la guerra, para el domingo anterior y que fue suspendida por el mal tiempo, se efectuará el próximo con el mismo cartel. Se lidiarán cinco toretes de Rancho Viejo por jóvenes españoles capitaneados por José Costales, Fernando de la Muela y Manuel Esperante, a los que ayudará el joven insurrecto José Nevarez. Ademas un sexto toro será puesto a disposición de los aficionados que deseen ginetearlo.
Al espectáculo concurrirán el Sr. Gobernador Abraham González, el Sr. Secretario de Gobierno, el Sr. General Villar, Jefe de la Zona, Prof. Hernández, Francisco Villa y algunos otros jefes insurrectos”.

El día 18 de junio en primera plana, se publicó: “LA CORRIDA DE HOY.

Esta tarde nadie debe de faltar a la gran novillada que se efectuará en la Plaza de Toros a beneficio de las víctimas de la guerra. El Sr. Gobernador González, el Secretario de Gobierno Sr. Hernández, el Coronel insurrecto Francisco Villa y otros Jefes y oficiales del ejército libertador concurrirán al espectáculo.
El Sr. Gral. Lauro Villar, Jefe de la Zona ha sido invitado y asistirá también acompañado de su Estado Mayor”.
Al día siguiente, se publicó en el número 668 del diario “El Padre Padilla” en primera plana, la reseña del festejo taurino y baile efectuado.
“LA NOVILLADA Y BAILE ORGANIZADOS POR VILLA. La corrida de beneficencia efectuada ayer constituyó un éxito pecuniario, pues la entrada en sol fue buena y regular en sombra. El juez Sr. Calderón se presentó 10 minutos después de la hora anunciada. Asistieron a la fiesta el Sr. General Villar, Jefe de la Zona, acompañado de su Estado Mayor, El Sr. Gobernador González, el Secretario de Gobierno Sr. Hernández y algunos jefes insurrectos.
El Coronel Villa acompañó en su palco a los invitados de honor. Picando se distinguió notablemente Manuel Baca. Con la muleta, José Costales; los banderilleros colocaron uno que otro par mediano. La corrida terminó a eso de las 8:30 de la noche.
Al terminar el festejo los invitados de honor, el estado mayor del general Villar y el del Coronel Francisco Villa, se dirigieron a la Quinta Espinoza, donde se efectuó un baile organizado por el Coronel Francisco Villa y el Sr. Pedro Muñóz.
Más de 100 parejas danzaron alegremente hasta las primeras horas de la mañana de hoy. Reinó una franca cordialidad y no se registró la menor nota discordante. Fueron invitados varios Jefes y Oficiales del Ejército Federal, concurriendo de uniforme los Sres. Mayor de Artillería Román Martínez y Capitán 1° de E.M. Alejandro Pérez, los que fueron objeto de todo género de atenciones tanto por parte del Coronel Villa, como de los demás numerosos Jefes y Oficiales revolucionarios que a la fiesta asistieron.
Esto da idea de que día con día aumenta el espíritu de confraternidad entre Federales e Insurrectos”.

El resto del año 1911 se llevaron a cabo otros festejos de beneficencia en la ciudad de Chihuahua, ordenados la mayoría de ellos por Villa, apoyado por Pedro Muñoz, Benito Leal y Gelso Terrazas. Un festejo importante por la instrucción girada para el destino de las carnes, se realizó el 6 de agosto de ese mismo año, donde además, se giró la orden de donar las carnes a los presos de la penitenciaría y a los pobres que lo soliciten, como lo indica la nota: “La empresa Adolfo Fuentes G. y Cía. Organizadora de la gran novillada que ésta tarde tendrá lugar en la Plaza de Toros, acordó regalar la carne de las reses que estoqueará el joven Juan B. Calderón, a los presos de la penitenciaría y a los pobres que lo soliciten. Al efecto tal acuerdo fue puesto en conocimiento del Jefe Político Sr. Gardea, quién hará recoger la carne para distribuirla de conformidad con los deseos de la repetida empresa. Las personas pobres que quieran carne gratis, pueden pasar el lunes en la mañana a la plaza de toros, donde se les distribuirá”.

El 12 de agosto de ese año, se anunció otra importante novillada de beneficencia: “La novillada que mañana habrá de efectuarse en el coso de esta ciudad, a beneficio de la Banda de Música del Cuerpo de Rurales del Estado, será presidida por las hermosas Sritas. Lupe y Julieta Hermosillo, Concepción y Enriqueta Rubio, Enriqueta Moritz, Rosa Nordwad, Mercedes Gutiérrez y Concepción García. Las acompañaran estimables caballeros”.
La reseña del festejo, fue la siguiente: “Con mediana entrada efectuose ayer la novillada que se organizó a beneficio de la Banda de Rurales del Estado. Los toros de “El Charco” cumplieron bien y los lidiadores, filarmónicos todos de la misma banda beneficiada se portaron con arrojo, especialmente los matadores Francisco V. Enríquez y Manuel Padilla y el picador Manuel Jurado. Todos los aficionados midieron la atmósfera y la arena dando con frecuencia notas chuscas que hicieron reír grandemente al soberano.

El tercer toro, a pedimento del público, fue banderillado y muerto por el joven Luis Gallardo, quien colocó dos grandes pares recibiendo monumentales ovaciones. Estoqueó tras breve y elegante faena y volvió a oír palmas en abundancia recogiendo dinero del ruedo.
Las bellas reinas que concurrieron al espectáculo otorgaron Ha guardado cuatro bandas. Los aplausos más calurosos correspondieron a este muchacho, que tiene excepcionales facultades taurinas. No habiendo asistido el regidor nombrado para presidir la novillada, ni hallándose en la plaza ninguno de los munícipes del Ayuntamiento, por indicaciones del Sr. Gobernador y como una deferencia para los aficionados ocupó el palco del juez el Sr. Adolfo Fuentes G., director de éste diario. Fungió acertadamente como cambiador de suertes el joven Raymundo Núñez. Resultó levemente herido en la ceja izquierda el banderillero Carlos Montes. Nuestro colega “El correo” se muestra injusto con el juez al asentar que: cuanto aficionado creyó oportuno se bajó al ruedo sin que nadie se li impidiera… Nada hay más falso, pues consta al público que asistió a la novillada que el Sr. Fuentes obró con energía necesaria en varias ocasiones. Terminamos felicitando a los jóvenes aficionados y a la banda a que pertenecen por el éxito que obtuvieron en la fiesta taurina que reseñamos”.

El 8 de diciembre de 1913, en medio de la guerra contra la dictadura de Victoriano Huerta, Francisco Villa se proclamó gobernador del estado de Chihuahua y terminó su mandato el 7 de enero de 1914. Durante este período estuvo acompañado por el periodista estadounidense John Reed, quien llevaba varios meses documentando a las tropas villistas y registró la efímera gubernatura en su libro “México Insurgente”.
“Los ministros de Francisco Villa llegaban al palacio de gobierno a las 8 de la mañana y media hora después se presentaba el gobernador, quien le pedía a sus secretarios que le leyeran los informes, decretos y documentos que podían abordar desde temas agrarios hasta asuntos monetarios, educativos y diplomáticos”.
“A pesar de su tarea como gobernante, a las cuatro de la tarde era del diario ver a Francisco Villa en la gallera haciendo pelear a sus propios gallos con gran entusiasmo. De igual modo, Francisco Villa tampoco se perdía ninguna corrida de toros y su gusto por la fiesta brava no se quedaba solamente en las gradas…”.

De acuerdo con Reed, “En las mañanas había ocasiones en que Francisco Villa se comunicaba con un torero y preguntaba en el rastro si había toros bravos en el corral, en caso de haberlos, montaban su caballo y se dirigían al establo. Varios vaqueros apartaban al toro de la manada, lo sometían, le cortaban los cuernos y lo soltaban en el ruedo. Entonces Villa, Luis León y cualquier otro que quisiera, tomaban los capotes rojos profesionales y se bajaban a la plaza; (…). Villa caminaba derecho hacia el animal que bramaba furioso y con su capa doble le golpeaba insolentemente la cara,(…). Algunas veces los cuernos serruchados del toro atrapaban a Villa por la parte trasera de los pantalones y lo lanzaban con violencia hacia el otro lado de la plaza; entonces él se levantaba y agarraba al toro por la cabeza y luchaba con él, el sudor escurría copiosamente por su cara hasta que cinco o seis compañeros agarraban la cola del toro y tiraban de él…”
Francisco Villa también tenía una gran afición por las peleas de gallos, misma que inició desde que era joven. Incluso se afirma que fue administrador de un corral de gallos de pelea en Chihuahua en los años previos al estallido de la revolución maderista.
En Ciudad Juárez y Chihuahua, ciudades ocupadas por los villistas, era común la organización de peleas de gallos y corridas de toros como forma de entretenimiento para los soldados. John Reed lo recordaría así: “todas las tardes, a las cuatro, se le encontraba en una gallera, donde hacía pelear sus propios gallos con la alegría de un muchacho”.

En la Quinta Luz y la hacienda de Canutillo construyó galleras donde tenía corrales con más de 150 gallos, y en tiempos de paz los cuidaba personalmente, y junto con el coronel Miguel Trillo los entrenaban. Sus gallos provenían de Cuba, Estados Unidos y de los mejores criaderos de México. 
En un estado y en un año marcado por el interinato de Francisco León de la Barra, la celebración de elecciones y el ascenso al poder de Francisco Ignacio Madero; además de un sueño de estabilidad empañado por los brotes de insurrección de Emiliano Zapata en el Sur y Pascual Orozco en el norte exigiendo las reformas sociales y agrarias prometidas, el que llegaría a ser “El Centauro del Norte” y Jefe Supremo de “La División del Norte”, se daba tiempo para organizar festejos taurinos de beneficencia para reunir fondos para los deudos de la guerra y otras caridades, además de bailes de postín y peleas de gallos con él mismo fin, o para la diversión popular y de sus tropas.

El general Villa, el general Rodolfo Fierro y Raúl Madero preparando un gallo para la pelea

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