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Punto de Vista

Ruth Julieta Chávez · Maquillaje morado para el 8 de marzo

Mujeres en la primera marcha feminista que se realizó en Cadereyta, 13 de marzo del 2021

El 8 de marzo de cada año, desde hace ya varias décadas, suele ser un día en el que se celebran marchas, manifestaciones y protestas en muchos países y ciudades del mundo, recientemente también en Querétaro y ahora también en Cadereyta de Montes.

El origen de esta conmemoración data 1977, cuando la ONU instituye la efeméride para recordar que el 8 de marzo de 1908, en Nueva York, 140 trabajadoras de la industria textil fueron encerradas y quemadas vivas en su lugar de trabajo, cuando participaban en una huelga por mejoras laborales.

Con el paso de los años se fue escuchando con más fuerza la voz de las mujeres que principalmente luchaban en el ámbito laboral, pues sabemos que en muchos casos se prefiere contratar hombres, o que a una mujer le van a pagar menos por ejercer el mismo cargo, o que incluso no la van a contratar si está embarazada o si es casada, o peor aún, si es madre y no tiene marido.

Pero poco a poco las mujeres también comenzamos a levantar la voz por otras injusticias, como la discriminación, la inequidad, la represión y la violencia, ejercidas muchas veces desde dentro de la misma familia, pues hay muchas mujeres cercanas a nosotros que no fueron a la escuela por ser niñas, o que sus padres no les dieron un terreno a ellas por dárselo a sus hermanos hombres, o que fueron abusadas sexualmente por alguien muy cercano y amenazadas para ocultarlo.

El 8 de marzo fue instituido para hacer conciencia de que estas prácticas deben ser denunciadas, castigadas y abolidas, y son las mujeres más jóvenes quienes han tenido la mayor fuerza para manifestarse y para levantar la voz. Y poco a poco, las madres y las abuelas más valientes también las acompañan.

No obstante existen localidades en las que no se ha consolidado esa fuerza de lucha y organización femenina, lo que deja espacios vacíos para la distracción y el equívoco. Tal es el caso de que ese día en Cadereyta de Montes se celebre una actividad deportiva dirigida tanto a hombres como a mujeres, todos uniformados de color morado y que se convierte en una ruidosa farsa para el “empoderamiento femenino”, mientas todos corren con ellas.

Desde otra perspectiva, un evento con esas características también puede ser visto, y esta es mi percepción, como una acción deliberada para esconder y ocultar la lucha de millones de mujeres por garantizar nuestros derechos y acceder a una vida libre de violencia y convierten la conmemoración en mero maquillaje morado para enmascarar las turbaciones que nos producen los gritos de las mujeres que marchan, lo que resulta en la más lamentable y vergonzosa banalización del Día Internacional de la Mujer.

Es muy importante recordar que el 8 de marzo se instituyó para cambiar las conciencias y desaparecer el machismo patriarcal, así como para diseñar leyes efectivas que garanticen y protejan nuestros derechos y en virtud de que ya fueron muchos siglos de dominación masculina, lo que en este día necesitamos de ustedes los hombres, es que nos observen atentamente y guarden un respetuoso silencio, porque este es tiempo de mujeres.

La autora es bióloga.

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