El pasado 2 de septiembre se llevó a cabo en las instalaciones de la UAQ campus Cadereyta, un conversatorio sobre el Acueducto II de Querétaro. En esta reunión participaron investigadores del Colegio de San Luis, que llevan años trabajando en esta región y quienes son especialistas en trasvases de agua y justicia hídrica. Es decir, expertos en analizar l laproblemática que ocasionan las obras que se llevan el agua de un río, lago o presa a una ciudad lejana. Para este diálogo también se contó con la participación de ciudadanos organizados del municipio de Zimapán,Hidalgo, y de comunidades de la delegación de Maconí, Cadereyta.
El Acueducto II es una obra que comenzó a ejecutarse hace casi 17 años y que consiste en llevar el agua de un manantial junto al río Moctezuma en los límites de Querétaro e Hidalgo, a la ciudad de Querétaro, pasando el agua de la cuenca del Pánuco a la cuenca del Lerma-Santiago.
Para la obra se construyeron: una presa derivadora (la que desvía el agua del río), dos estaciones de bombeo verticales (que suben el agua a más de 500 metros de altura desde el cauce del río), un impresionante túnel de trasvase de casi 5 kilómetros que atraviesa por dentro a la sierrs de El Doctor, una planta potabilizadora y un tendido de tuberías de 120 kilómetros. Todo ello para llevarse mil 500 litros de agua por segundo. Los especialistas llamaron a esta acción: “robarse un río”
Se mencionó que la obra fue financiada bajo el esquema de una asociación público-privada entre empresas de España, Francia, Japón, Estados Unidos y México, más dos líneas de crédito que contrató el Gobierno del Estado con el Fondo Nacional de Infraestructura.
Es bien sabido que en muchos casos, las asociaciones público-privadas en México se vinculan con endeudamientos gravosos, subcontratación y casos de corrupción, puesto que las empresas están destinadas a obtener ganancias y dividendos, mientras que la obligación de garantizar nuestro derecho al agua es responsabilidad de los gobiernos y nunca debería ser un negocio.
La justificación que se expuso hace 17 años para la construcción del Acueducto II fue la necesidad de frenar la sobreexplotación del acuífero de la ciudad de Querétaro, sin embargo en este periodo de tiempo no se frenó la extracción en los 40 pozos que dijeron que estarían en reposo, sino que se construyeron 135 pozos adicionales, mientras que el 40 por ciento del agua de la ciudad se pierde en fugas en toda la red de abastecimiento.
Los especialistas realizaron un estudio llamado “Peritaje Comunitario al Acueducto II de Querétaro” y como resultado nos dicen que: “el Acueducto II es una obra inconclusa”, porque no se han cumplido los acuerdos que firmó el Gobierno del Estado para resarcir a las comunidades por el agua que les falta y que sólo la miran subir hacia la ciudad de Querétaro, donde se ha empleado para abastecer nuevos fraccionamientos de lujo con albercas y campos de golf, además de extensas zonas industriales que proveen mercancías que ellos nunca necesitarán.
Todo ello sin contar con que nunca hubo un compromiso para resguardar el equilibrio ecológico de una zona que es única en su tipo por su riqueza de especies y belleza paisajística. Por todo ello, es muy importante entender tajantemente que sacar el agua de su lugar natural ocasiona problemas irremediables, tanto para los ecosistemas como para las personas de cuyos territorios se extraen esas aguas.
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