Dentro de la ciencia política y la opinión pública existió un autor llamado Harold Laswell. Es nuestro gurú en la comunicación para poder interpretar lo que las audiencias y ahora los seguidores hacen con los medios de comunicación.
Obviamente para las nuevas generaciones esta mirada parecerá muy vieja, puesto que nos remontamos a las técnicas de propaganda de la Segunda Guerra Mundial, a su modelo de comunicación que analiza el impacto de los efectos que se tiene tras el mensaje recibido. No pretendo dar una cátedra de comunicación, pero sí aterrizar los efectos en un breve análisis con dos casos diferentes:
1.- El discurso de Astrid Ortega y la huelga en Cadereyta de Montes.
2.- El juego de palabras de Iván Ramírez, en Ezequiel Montes.
Desde el citar a los alcaldes, ya este texto está produciendo efectos. Como animales políticos que somos, tenemos nuestras preferencias, muy válidas para cada ser social. Quién dice qué, a través de qué canal, y con qué efectos esa es la propuesta funcionalista. Vamos por pasos:
Quién dice qué: Dos alcaldes de la fracción de MORENA, cobijados por el amparo social de primero los pobres.
En qué canal: las terribles redes sociales, donde opinar tras el anonimato es muy fácil, y la desinformación es masiva en segundos.
Con qué efectos: la parte más interesante, pareciera que ambos personajes no tienen asesoría en términos de comunicación, puesto que tomar las redes sociales a través de sus declaraciones, desarticuladas en el caso de Cadereyta de Montes, y provocadoras en el caso de Ezequiel Montes, son el punto de ebullición para los comentarios que nutren la opinión pública.
Los efectos demuestran el gran interés por seguir siendo una sociedad en pugna, polarizada y evidentemente apasionada como la misma Guerra Mundial. Pareciera que las audiencias no han evolucionado y están a merced de sus líderes de opinión (en este caso los alcaldes de ambos municipios).
La realidad revela que la institucionalidad y la formalidad de los gobiernos salió por la ventana para dejar entrar “las opiniones” de todos aquellos que deseen hacerlo. Es lo que se llama intersubjetividad, y aunque el receptor es un ente activo, está completamente cegado por sus pasiones y la desinformación, (que ya lo sé, es la materia prima de todos los medios de comunicación).
Lamentablemente ambos alcaldes no distinguen entre la formalidad de la institución que representan y el uso correcto del canal para informar. A Cadereyta de Montes el resultado de cada declaración no le está saliendo bien; a Ezequiel Montes, el resultado es a favor mientras la intención del mensaje no le explote en las manos, digamos que es una bomba de tiempo, porque el mensaje está llegando a una gran cantidad de personas en un corto momento, y esto da paso a otra teoría : la ultima que propone que entre más tiempo los usuarios pasen frente al medio, más fácil será recrear una realidad social.
No pretendo atacar o defender a ningún alcalde; si llegaste hasta el final de este texto, te lo agradezco, porque uno de los grandes efectos que se producen en ambos casos, es que nuestros ciudadanos no tienen conciencia crítica, y la realidad mediatizada solo un fragmento que están usando esto líderes para con su audiencia.