«En política, la familiaridad no genera desprecio: genera votos«.
Paul Lazarsfeld (1901-1976), sociólogo y teórico de la comunicación de masas.
Más de tres semanas de contienda, agresiones y comportamientos violentos, redes sociales sacudidas por comentarios, memes, perfiles falsos, una guerra creativa de carteles entre “fans” de los candidatos, cero compromisos con la ciudadanía, conferencias de prensa culpando un partido a otro. En fin, un verdadero espectáculo entre el proceso electoral 2024 y los votantes que parecen haberse convertido en aficionados de los mítines. Y bajo este contexto doloso para la construcción de una democracia, vemos una capa muy sensible o quizás extrasensible de todos aquellos que son víctimas de la cultura y comportamiento de las masas, han salido a la defensa de sus líderes de una forma irracional, que parecerían seguidores de una secta o culto. ¡Y cuidado ofendas al líder! Este tiempo de actuar refleja dos teorías básicas del comportamiento colectivo:
1.- La masa es ignorante, irracional, heterogénea y abruptamente pasional (Teoría de la comunicación funcionalista).
2.- La masa actual cegada, hipnotizada y bajo un poder irracional en el que considera que pueden hacer un cambio (Teoría de la manipulación de las masas).
El apasionamiento que vemos entre quienes pueden ser votantes fieles y entre quienes se ven simplemente influenciados por el entorno, está dejando una huella primitiva en el comportamiento del electorado. Si nos remontáramos a los periodos de 1938 y 1945, comprobaríamos a los expertos en propaganda política de aquella época, que el individuo es altamente manipulable, persuadido y disuadido. Autores como Paul Lazarsfeld estarían regodeándose del poder que tienen los efectos del mensaje, y nos diría quizás que no aprendimos nada de la historia y en lugar de evolucionar, dimos un salto atrás. Es un proceso natural por el que todo individuo pasamos, pero no es el mejor para tomar una decisión como la participación del voto. Estar apasionados e influenciados por un colectivo, ciega nuestra racionalidad, aunque también otros estudios nos han demostrado que votamos emocionalmente y nos vemos manipulados por los medios de comunicación de masas, y ahora las redes sociales. Así que este 2024 apunta hacia una elección donde los sujetos actúan bajo el poder del líder de opinión, en este caso sus candidatos, y se vuelve un peligro opinar de forma diferente frente a ellos. ¡Que la suerte los acompañe!
María Velázquez Dorantes
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